La fase de luna de miel parece estar llegando a su fin. En las redes sociales, cada vez más personas están expresando que, después de horas o días de uso, están optando por devolver las Vision Pro de Apple. Esto no parece ser una coincidencia, ya que en Estados Unidos la empresa ofrece un período de devolución de 14 días para el producto, y ese tiempo está en curso.
Los mareos, dolores de cabeza y la incomodidad después de largos períodos de uso, que han sido problemas principales de dispositivos similares a lo largo de los años, se repiten con las Vision Pro. Sin embargo, ¿es realmente Apple testigo de un aumento significativo en las devoluciones que podría poner en peligro el lanzamiento del producto?
Este caso ejemplifica cómo los sesgos, en este caso en contra de Apple, pueden llevar casos negativos aislados al dominio general, llevando la conversación a afirmaciones como “las Vision Pro están fracasando”, aunque no haya evidencia que respalde tal aseveración.
Este fenómeno ha ocurrido con cada uno de los productos nuevos que Apple ha lanzado en las últimas tres décadas, desde el iPhone hasta el iPad, el Apple Watch y accesorios como los AirPods. A menudo, estos dispositivos han sido disruptivos, cambiando el panorama tecnológico y, en ocasiones, modificando comportamientos sociales. Sin embargo, durante semanas tras el lanzamiento del iPhone en 2007, la conversación se centraba más en sus problemas y limitaciones que en su innovación.
Es cierto que las Vision Pro enfrentan desafíos más complejos que el iPhone, siendo un dispositivo mucho más avanzado con implicaciones más grandes y un precio más elevado. Aunque veamos a cientos de personas en las redes sociales devolviéndolas, no podemos olvidar que detrás de esas devoluciones hay decenas o cientos de miles de ventas.
En realidad, las Vision Pro enfrentan desafíos similares a los que las gafas de realidad virtual han enfrentado sin resolver. Aunque las Vision Pro no son simplemente gafas de realidad virtual, sino mucho más avanzadas, con un sistema operativo potente y totalmente independientes de otros dispositivos, en esta primera versión enfrentan desafíos similares a los dispositivos de realidad virtual convencionales.
El principal desafío es el peso. Aunque sorprenden por lo livianas que son al principio, después de un uso prolongado, el peso comienza a notarse en el puente de la nariz. Es probable que esto sea un área clave en futuras versiones del dispositivo: hacerlas más livianas y compactas.
Además, están los problemas de mareos y, en algunos casos, hinchazón ocular, que algunas personas experimentan con las Vision Pro o con dispositivos de realidad virtual en general. Aunque no es un problema generalizado, es algo que afecta a un porcentaje de usuarios y que Apple deberá abordar en futuras iteraciones del producto.
Por último, está el desafío de hacer que las Vision Pro sean verdaderamente útiles más allá del consumo de contenido en 3D o la multitarea en realidad mixta. Para lograrlo, el dispositivo debe ganar una amplia aceptación entre los consumidores, lo que a su vez impulsará a los desarrolladores a crear aplicaciones más sofisticadas que aprovechen al máximo las capacidades del dispositivo y que sean rentables.
Es demasiado pronto para juzgar el éxito o el fracaso de las Vision Pro. Eso será evidente en un par de años. Sin embargo, lo que sí está claro es que aquellos que las prueban por primera vez suelen quedar sorprendidos por su potencial.
